domingo, 28 de agosto de 2011

INAUGURACION - Texto de Presentacion





Centro de la Imagen
Galería El Ojo Ajeno

1 – 22 de Setiembre, 2011


Façade



En el imaginario de nuestra época son poquísimos los fenómenosque sintetizan la dinámica de la transformación de mejor manera que el travestismo [...]: pone en evidencia una de las manifestaciones de la alteración del status quo más radicales de la experiencia social.







Entre la puerta cerrada y la puerta abierta está la bisagra, el gozne: es el intermediario entre la cancelación y la posibilidad. Cargamos con todo lo que pasa y queremos calcular todo lo que vendrá, pero el cambio, el imperceptible pero constante movimiento del gozne, desmiente tanto lo que hemos interpretado, obsesionados por la explicación, como lo que creemos que sucederá. El cambio es lo único que se mantiene. Es vértigo; es demasiado riesgoso dejarse arrastrar por él, por lo que tendemos a neutralizarlo con estructuras, pactos y, al final, leyes que lo puedan, al menos, deshabilitar.

Pero el cambio subsiste en nuestro entorno porque se encarna en el presente: en el no lugar de la posibilidad, en el juego con la ausencia y lo abierto. El cambio corre el riesgo. Façade lo documenta adoptando una posición paralela: muestra la transfiguración moviéndose con ella. Germán Vegas y Alexander Luna eligen como tema un espacio social que violenta con descaro la estructura de lo establecido, transgrediendo claramente sus límites: la travesti. La exhiben en el proceso de cruzar la frontera de lo tolerado por la doble moral social, cruzando con ella los límites de lo tolerado por el espacio social cultural. El impacto de la muestra reside en la voluntad de, más que adoptar el lugar de la otra-otro, darle un lugar protagónico para reproducirlo en una nueva multiplicidad de voces. No hay dentro ni afuera, antes o después; es un registro del cambio que adopta su movilidad hasta donde le es posible como documento.

Las técnicas, la selección de los mecanismos de exposición, son secundarias al objeto mostrado: su propia diversidad se adapta al movimiento de la transformación que atestiguan. La voz de las travestis que dan la bienvenida como musas para el carnaval, con toda la violencia de su belleza, la inexactitud de sus posibilidades y la provocación de sus modelos, sirve de clave para interpretar las siguientes manifestaciones de la transformación: la toma del símbolo patrio que grita su independencia del yugo machista, y después, la evolución absurda de lo que mejor representa, por elección propia, la transformación travesti: flores, enormes, imposibles flores producidas por la imaginación.

Una vez establecido el ritmo de interpretación de esta partitura espacial, los documentalistas se convierten en analistas: centran la atención en el aspecto exterior de la transformación: el instante en que se muestra su posibilidad a través del cuerpo. El cambio idealizado del travesti muta para comenzar a seducirte con su indefinición de género, invitándote a tomar asiento con su descarado engaño, con el embuste que no es, y no sabrás cómo sentarte, tengas el género o las opciones que tengas. El cuerpo, masculino entonces, se manifiesta con desparpajo mediante la ausencia del pene: el hombre como materia oscura; su sexualidad como universo en expansión. Y se vuelve por fin fachada: el rostro de tu hogar dulce hogar, por cuya ventana pueden verse las entrañas del cuerpo humano en una endoscopía, con el vulgar realismo que solo la frialdad del diagnóstico puede soportar.

Al final, el cambio se extiende al lenguaje: presenta las historias que has oído toda la vida e intenta desenmascarar sus verdades establecidas, por repetidas, a través del replanteamiento, la traslación de sentido. El ámbito de posibilidades para desarticular esas historias archisabidas disloca los goznes y desactiva la puerta: queda la sospecha de que el “estado natural” es apenas una ilusión, y el deseo, coraje para correr los riesgos de la transformación.


Carlos Maza

Agosto 2011

Antecedentes


Desde siempre el cuerpo ha sido cuerpo y ha sido nuestro, desde siempre lo hemos alimentado y destruido, hemos representado en él embelleciéndolo o lo hemos envilecido como objeto de venganza de la mente que lo gobierna. El cuerpo es, soporte, formato y también, mensaje.  El tatuaje, aplicaciones en el cabello, perforaciones, pirograbados corporales, cicatrizaciones y modificaciones físicas intencionales, tales como las deformaciones craneanas Paracas y Mayas, son algunos ejemplos de la intención del ser humano por intervenir sobre el aspecto externo del cuerpo con la finalidad de manifestar diferentes símbolos de status social, religioso, espiritual, entre otros.
La apariencia externa como sintomática de la realidad interior, aunque esta se revele de manera temporal en el individuo o el colectivo. Muchas de estas prácticas han sobrevivido hasta nuestros días y alimentan la controversia sobre si el cuerpo humano (entendido como una suerte de espacio sagrado) puede ser o no, transformado parcial o totalmente para finalidades estéticas o culturales.
Si el arte y la ciencia están comprometidos con la verdad de las cosas, los artistas no podíamos hacer caso omiso de la realidad del cuerpo y los tabúes que se generan alrededor de su integridad. Es a partir de los años sesenta cuando a través del Body Art (Vito Acconci, Chris Burden, entre otros) las artes visuales exploran en el cuerpo por su capacidad de ser objeto real y, a la vez, simbólico, susceptible de ser empleado como un significante muy poderoso. El cuerpo no es el último refugio de la autenticidad…, sino el sostén privilegiado de lo falso, lo artificial, lo simulado, lo agresivo, es decir, de los aspectos dominantes en una sociedad rehén de la industria de las imágenes, de la informática y, aunque de manera más incipiente, de la genética (Anna Maria Guasch, El Arte del SXX, Del Posminimalismo a lo Multicultural. Alianza Forma, 2000).

Simultáneamente en Europa, el Accionismo Vienés (Günter Brus, Hermann Nitsch y Otto Mühl) indaga en la transformación - desacralización del cuerpo desde lo sano (lo bueno, el paradigma de lo que debe ser) a lo insano (lo incorrecto). Señala Otto Mühl en su “Manifiesto de la Acción Material” de 1964: ...de manera progresiva, la pintura se aleja cada vez más del uso de materiales tradicionales. El cuerpo humano, una simple tabla o una habitación pueden ahora servir perfectamente como superficies donde pintar. El tiempo es entonces agregado a la dimensión del cuerpo y el espacio. Es a partir de este momento en que el cuerpo se convierte en posibilidad de representar en él y a través de él, lo falso, lo artificial, lo monstruoso, en el caso más extremo.

El asunto de género

Samuel Fosso
Durante la década de los ochenta, y paralelamente a la denominada tercera ola de la lucha feminista mundial, concentrada principalmente en el asunto de la diversidad (diferencias) de las mujeres como universo de profunda complejidad, se produjeron una gran cantidad de manifestaciones populares y artísticas interesadas en explorar la noción de género en función a lo sexual, lo étnico y lo racial. Durante esta década, la producción de Judy Chicago y Miriam Schapiro es fundamental para contribuir con la reivindicación de las causas feministas desde la construcción de un imaginario y una estética que surge de una experiencia personal de la mujer y su representación en el terreno de lo sexual y lo corporal.La fotografía ha abordado el tema del travestismo y la identidad sexual con relativa amplitud; entre los años 30 y 50, la fotógrafa e instaladora Claude Cahun lleva a cabo una serie de trabajos en la que se retrata a sí misma como un personaje andrógino; Cahun se ubicaba dentro de un tercer género indefinido, idea impensada en su época. Man Ray, Marcel Duchamp y Rrose Selavy como una de las actitudes más beligerantes hacia el arte y las convenciones sociales a inicios del Siglo XX.
El camerunés Samuel Fosso se autorretrata vestido de rey, mujer o santo mártir, con la intención de ironizar los estereotipos eurocentristas por un lado y explorar los límites estéticos de su identidad sexual por el otro. Del Lagrace Volcano, artista intersexual (según su autodefinición), retrata y re escenifica su androginia y hermafroditismo valiéndose de códigos visuales propios del advertising norteamericano de los últimos 30 años.
El histrionismo de Yosimasa Morimura, quien reinterpreta el arte clásico y la imagen contemporánea a partir la recreación de éstas en las que él aparece como personaje principal. 

Yosimasa Morimura
A manera de documental, Nan Goldin, Catherine Opie, Robert Mapplethorpe y Diane Arbus, entre otros, han fotografiado al travesti dentro del subgénero del ser marginal, bizarro y monstruoso. En el Perú, las artes visuales se han ocupado del tema del travestismo desde la perspectiva de la imagen pictórica y gráfica, por un lado, y la performance, por el otro.  La Falsificación de las Tupamaro de Javier Vargas Sotomayor y la pintura de Christian Bendayán  y Jaime Higa, establecen una relación entre el travestismo y la imagen popular, esto tal vez debido a que el travesti constituye una suerte de estampa folklórica en los núcleos urbanos del país, asociados a ciertos estereotipos tales como la prostituta, o el estilista. Por el lado del performance y las artes escénicas, entre los más destacados encontramos a Javier Temple y Frau Diamanda. Mención aparte es la de Giuseppe Campuzano y la iniciativa del "Museo Travesti del Perú", libro editado por Campuzano en 2008 en el que se reedifica la imagen de un grupo minoritario pero no necesariamente marginal, enfatizando su presencia en el imaginario popular y subrayando la ubicuidad del travesti en el tiempo y el espacio de la cultura peruana.

El travestismo ha sido asociado a lo trágico, y en el peor de los casos a lo abyecto. Esta muestra no pretende ni una ni otra cosa, sino, por lo contrario, tomar distancia desapasionada y observar el hecho como un fenómeno físico, en tanto que natural. El fenómeno de la transformación en el estrato de la conducta psico-social in extremis.

German Vegas

Agosto 2011