martes, 22 de marzo de 2011

Diosa de la Selva

La primera serie de la muestra expone un conjunto de fotografías a colocarse en la pared principal de la sala.  Estas retratan a un número de personajes caracterizando un ideal de mujer elegido por el mismo personaje a retratarse. Este constructo será ubicado dentro de un escenario idealizado propuesto por los artistas. La serie resume la consumación (o materialización) de una imagen (idea, ideal) del retratado a través de la producción y construcción de la misma por parte de los artistas. Entendemos que, el travestismo, entre los muchos aspectos que lo conforman, es una manera particular de abarcar la femineidad. En muchas ocasiones, el travesti construye su imagen a partir del referente femenino (física y conductualmente), sin embargo lo supera, lo perfecciona, lo sustrae de las otras responsabilidades que implica la condición femenina para que, una vez depurada esa imagen, obtenga esa versión autenticamente sintetizada de la mujer. No se puede mencionar necesariamente, que se trata de una celebración, de un homenaje. Es simplemente, un rediseño, un upgrade. La secuencia de fotos son, a su vez, un producto en coautoría con los participantes, es aquí donde radica su característica más distintiva.


Foto: Álex Luna
Rosita Chávez fue la primera modelo para esta serie. Cuando se le solicitó su participación en FACADE se le pidió ubicar el personaje de su elección. Nos contó su experiencia durante una toma de Ayahuasca, hace un par de años. En ella se visualiza como “una diosa de la selva que sale con el cuerpo azul y mariposas pegadas en el cuerpo y con una culebra”. La imagen entregada por ella me evocó a La Encantadora de Serpientes de Rousseau, por su carácter enigmático, lunar y arquetípico. La sesión fotográfica fue hecha en Cieneguilla, hace casi un mes, tras lo cual, le pedimos a Rosita que escriba un texto a partir de su experiencia con el personaje. Su aporte a continuación.

Mi raíz tras mis raíces

He tomado la raíz para ir tras de mis raíces. Encontré cosas bonitas, feas y mías.


Le pregunté y la Mamita me aseguro que yo era parte de la naturaleza por esas mismas cosas y no al contrario. Todo lo que me dicen tóxico no era yo sino que yo era mariposas, como los árboles y el sol lo son para los otros. Las mariposas eran yo, el cambio que quería para mí. También al prendérmelas al cuerpo como joyas.
No logro hacia los lados pero no me preocupo ya que soy sólo proceso. No tienes pena, eres cambio. Olvida el pasado, ya pasado está. Las ramas se rompen a mi paso.
Color del azul divino que lo llena todo. No soy un dios sino una diosa a contraluz, vestida con retazos de tela y mechas de pelo, pero más baja, con mi cara de niñez.
Nos vimos cara a cara con la serpiente y nos presentamos habitualmente.
Me mantengo pura hacia los demás.
Rosita Chávez

domingo, 6 de marzo de 2011

El Sapo



Transformación implica movimiento y cambio; describe el proceso que sufre una cosa para modificarse en otra. La transformación en el universo es permanente; es el único estado existente, dado que nada permanece en su condición actual. Se transforma el objeto, el sujeto que la percibe o ambos; nada queda en su lugar, salvo la certeza de que todo cambia. La transformación es reversible o irreversible. La primera modifica la cosa de su estado original al subsiguiente, para volver de nuevo al inicio. La segunda, se caracteriza por comenzar de una manera y transformarse en otra, sin la menor posibilidad de volver al estado previo. La transformación reversible, en comparación con el proceso de transformación irreversible, no deja trauma en el estado anterior, se revierte sobre sí misma: el travestismo permite la mutación sin daño, el cambio sin dolor.

Sapo
Se denomina sapo a la práctica de ocultar el pene entre las piernas colocado hacia atrás sosteniéndolo en algunos casos con un alambre, en otros con una liga, sujeta a un cinturón ceñido a la cintura. La técnica permite la disimulación casi total del pene evitando que, a la hora de colocarse la prenda de vestir, la protuberancia fálica revele la sexualidad de la persona. Se trata entonces, de la fantasía de la transformación del sexo, del juego de convertirse en el otro, de la mímesis lúdica de encarnar una realidad alternativa a la propia, o simplemente, la adquisición del alter ego. En solitario, de niño jugué a la guerra, al fútbol, al súper héroe y me divertí ocultando el pene entre las piernas frente al espejo, exponiéndome con impudicia a la posibilidad de ser hembra. Supongo que muchos de ustedes lo han hecho en su niñez (o su adultez), aunque les cueste trabajo admitirlo. Muchos años más tarde, al ver el Silencio de los Inocentes recuperé la memoria de este acto de infancia cuando el villano apodado Buffalo Bill baila ante el espejo al son de Goodbye Horses  y sonreí esta vez, ante la posibilidad de haber sido asesino serial. 


Como parte de FACADE, expondremos una serie de fotografías anónimas, hechas por ustedes mismos con el medio que tengan a su alcance (cámara digital, celular, web cam, o cualquier otro) atrapando el pene entre las piernas, el único requisito es que estas sean en formato horizontal. Pretendemos construir una suerte de sólida muralla con todas ellas sin señal alguna del retratado. Les mostramos la primera fotografía enviada por nuestro primer colaborador. Hágannos el favor de enviar su foto a xpofacade@gmail.com, guardaremos toda la discreción posible. Se los prometo, como que no soy asesino en serie.

Mil gracias.

Germán